martes, 30 de junio de 2009

Hacen falta más tribunas

“…Es muy poco de amor,
sólo una vez por semana…”

(de la canción “Paloma”, de Andrés Calamaro).

El fanatismo –como el amor, el odio, el capricho y cualquier otro sentimiento de alta intensidad– a veces va y viene, tiene picos y depresiones.

La pasión por el Albo es un sentimiento de alta intensidad. Más o menos igual de intenso que lo que un hincha de Boca sentirá por Boca, o que lo que un hincha de Gimnasia y Tiro de Salta sentirá por Gimnasia y Tiro de Salta.

Hay años en los que uno se encuentra algo más distante: va a la cancha, ve los partidos televisados, y no mucho más.

Hay otros años en los que uno se vuelve una especie de albo heroinómano e insomne merquero: necesita más y más All Boys, a toda hora, todos los días.

Ya no alcanza con ir a la cancha. La distancia de sábado a sábado parece casi como los cuatro años que hay entre un Mundial y otro.

El receso entre torneos es, en ese sentido, un momento durísimo. El síndrome de abstinencia causa espanto mental y dolor físico.

Uno empieza a rastrear cualquier veta que prometa el fluir de sangre blanca y negra: páginas de Internet, programas de radio, foros…

¿Cómo calmar esa ansiedad? ¡Traigan refuerzos! ¡Jueguen amistosos! ¡Hace falta más All Boys!

miércoles, 24 de junio de 2009

Temporada 2009/2010: antes del diario del lunes

Con el final del campeonato llegan los balances. Y a menudo esas miradas hacia atrás son descalificadas mediante el argumento que supone que “es fácil hablar con el diario del lunes”. Es decir, criticar cuando los hechos ya están consumados.

Varias veces, a lo largo de este año, más de un hincha de All Boys habrá dicho “yo sabía que Gigliotti la iba a romper”, o “yo sabía que Pavone era un burro sin rodillas que vino a robar” (por citar el caso de los dos centrodelanteros que se incorporaron en el plantel para el Nacional B). Pero claro, el momento para decirlo era en julio de 2008, antes de que los 16 goles de uno y la horrible imagen carente de toda rodilla que dejó el otro ayudaran al simpatizante a formar su opinión.

Por eso, el momento de hablar de la temporada 2009/2010 es ahora.

Fue un año decepcionante para quienes confiábamos en la inercia triunfal del campeonato de 2008, sobretodo viendo que el otro equipo que llegaba al Nacional B como campeón ascendente, Atlético Tucumán, terminó llevándose el torneo y hoy está en Primera.

Pero hubo buenas: se mostró personalidad y se ganaron partidos en el Interior y, lo principal, se mantuvo la categoría. Es decir, sería ridículo pedir “que se vayan todos”, pero también lo sería reclamar “que se vayan muchos”.

Primero, habría que repetir la decisión básica que se tomó hace un año: mantener el equipo y a su entrenador, Pepe Romero.

Los pilares del campeón de la B Metropolitana, a pesar de que tuvieron un año bastante desparejo, también fueron fundamentales este año para que el club se quede en el Nacional B. All Boys debería, entonces, mantener en su plantel al Grupo de los 8: Cambiasso, Fayart, Madeo, Panceri, Sánchez, Steffanato, Zárate y Solchaga. El esfuerzo que implique retenerlos, estará bien justificado. Después de todo, ningún refuerzo económicamente accesible garantizará rendimientos mejores que estos ocho campeones.

Otros jugadores, aunque no se destacaron demasiado, tienen el crédito abierto, como Vella, Vieytes, Lautaro Álvarez y Ferrari. Sumo aquí tres casos más discutibles: Scamporrino (su contribución al título del 2008 exige que se lo espere), Umbides (fue el segundo goleador del equipo, con 5 gritos) y Torassa (su 06/07 fue tan bueno que amerita jugarle otra ficha, a pesar de su bajísimo presente).

En esta lista, claro, falta Gigliotti, cuya explosión hace seguramente imposible su continuidad.

No parece imprescindible que sigan Patricio González, Simón Ramírez, Krikorián, Arriola o (con todo el cariño del caso) el Facha Bartelt.

Después llegará el momento de escribir sobre refuerzos. Pero, antes de que salga el diario del lunes, el Álbum Blanco vota por mantener la base.

martes, 16 de junio de 2009

Nacional B Federal – Primera B Unitaria = un año sin clásicos

La próxima temporada encontrará a All Boys sin ningún clásico por delante.

La instauración, como segunda división del fútbol argentino, de la modalidad de torneo conocida como Nacional B –que es federal– implicó también que la histórica Primera B –que vendría a haber sido unitaria– fuera licuada en tres categorías.

Una de ellas es la Primera División, donde hay equipos con muchos años de la B en el lomo como Arsenal, Chacarita, Tigre, Banfield o Colón, y algunos hasta con años de la C en el lomo, como Lanús.

Las otras dos categorías con miembros amputados a la vieja Primera B unitaria son el Nacional B (ahí estamos Quilmes, Platense, Unión y –obviamente – el Albo) y la B Metropolitana (Morón, Temperley, Sarmiento).

Este mecanismo ha raleado el fixture del Nacional B de rivalidades que provengan del siglo veinte.

Encima, la normativa que impone la ausencia de públicos visitantes termina haciendo monocromático cualquier folclore, por lo que resulta difícil sentir ese entusiasmo extra que implica enfrentar a ciertos rivales tradicionales.

¿Qué pica se le puede encontrar en Floresta profunda a un equipo mendocino? ¿Qué enconos pendientes puede sentir el hincha albo hacia un club de Comodoro Rivadavia que hace de las actividades infantiles su nombre y emblema? ¿Qué “partido aparte” puede respirarse en Jonte y Mercedes ante San Martín de San Juan, fuera de tener que ver su desagradable camiseta verdinegra? ¿Qué rivalidad multigeneracional puede experimentarse en All Boys al jugar frente a un equipo de… ¡Rafaela!? ¿Qué hincha del Ascenso sabía, hace diez años, dónde quedaba Rafaela?

Es como cuando en un Mundial juegan Paraguay-Bulgaria, o Nigeria-Canadá…

Lo más parecido a un clásico que tendrá el Albo el próximo año será Platense o Los Andes (si es que alguno no arruga en la Promoción ante algún equipo insignificante de la B Metropolitana). O, en todo caso, Quilmes. Y no jodamos: esos no son clásicos.

A Defensa y Justicia y a Italiano ni se los cuenta, por falta de público.

Habrá que ascender a Primera entonces, si se quiere jugar un clásico. O esperar que Argentinos o Chacarita caigan pronto en desgracia.

Lo que queda claro es que no se puede esperar nada ni de Nueva Chicago ni de Atlanta, habitantes perpetuos de las napas del Ascenso.

martes, 9 de junio de 2009

¿Un socio vitalicio o un lateral treintañero?

No hay mayores dudas sobre la importancia que tienen los jugadores, los directores técnicos y los dirigentes en la vida de un club. Por algo futbolistas y entrenadores protagonizan pósters y tatuajes, y por algo ex directivos dan sus nombres a estadios y tribunas.

Me preguntaba cuánto significa realmente uno, como hincha –o hasta como socio–, para el club amado.

¿Cuán trascendente para la vida de All Boys son mis cuotas sociales, pagadas de forma ininterrumpida desde 1986?

¿Cuán valiosos han sido para el club mis voces de aliento al equipo, mis chiflidos despectivos a referís, mis abucheos intimidatorios a rivales?

¿Qué tan significativas para el crecimiento de la institución han sido mis conversaciones –nanocampañas publicitarias hormiga– en las que hablo con terceros sobre All Boys, sobre las bondades de su estadio, sobre sus hinchas, sobre sus jugadores, sobre sus colores, sobre su mística?

Me pregunto si, para la historia de All Boys, cualquier futbolista profesional que haya jugado en el club significa más que yo. O que cualquier compañero de tribuna.

¿Patricio Tolosa, aquel tosco lateral marplatense que jugó del ’95 al ’98 fue más para el club que un socio vitalicio que disfrutó y sufrió al Albo durante 63 años? ¿O el volante cordobés Mauricio Beaulieu, que hasta marcó algún gol? ¿O Rechiutti, Ricatti, Martín Coyto, Francés, Bangert, Gianfelice, Lugo, Pavone…?

Sin omitir los afanes de frustrado protagonismo (¿qué hincha NN no hubiera querido jugar en la Primera del equipo al que sigue?), vuelvo a preguntarme si cualquier futbolista profesional que haya jugado en el club significa más que yo, o que cualquier compañero de tribuna, para la historia de All Boys. Y cada vez tengo más clara la respuesta.

jueves, 4 de junio de 2009

Perdón Minadevino

Hace algunos días, para un texto de próxima publicación en el Álbum Blanco, buscaba confeccionar una lista de ex jugadores de All Boys olvidables, grises, intrascendentes.

Entre ellos, en el primer borrador, había incluido a Martín Minadevino, aquel mediapunta livianiiiito que pasara por el Albo sin dejar huella en la campaña 2006/07, y que hoy juega en Defensores de Belgrano.

Esta semana, Defensores eliminó a Chicago del Reducido de Primera B: a pesar de tener la ventaja deportiva en contra, le ganó en Mataderos 1-0. Y el gol lo hizo Minadevino.

Ojo: Minadevino no pasa, por ese gol, a integrar la lista selecta de ídolos de Floresta.

La alegría por el cachetazo a la gente de Mataderos resulta muy sana, pero es menor si se la compara con la felicidad por los últimos triunfos de All Boys en el Nacional B.

Sin embargo, a Minadevino lo que es de Minadevino: se ganó el ingreso a la –también selecta– lista de ex jugadores de All Boys que han embocado a Chicago y lo han mandado de vacaciones hasta el año que viene.