domingo, 11 de septiembre de 2011

Lluvia de mierda

Bueno, nos comimos seis en Mendoza. A veces pasa.

Ahí estará la estadística, para evocar algunas lejanas goleadas cortesía de Quilmes, Boca… Yo siempre recuerdo –porque me tocó estar en la cancha– un 0-5 contra San Martín en San Juan; y otros 5 que nos hizo Italiano en Floresta (según creo –no pienso googlearlo–, con un festival del Mutante Silverio Penayo y del Tano Piersimone). No son recuerdos lindos. No es un día para recuerdos lindos.

No creo que ayude demasiado el espíritu de puteada indiscriminada que suele estar ahí, tan a mano, en estos casos. Más allá de las dudas por los refuerzos, y de los malos momentos de algunos de nuestros héroes del último lustro, mejor no empezar a pedir cambios drásticos. Me conformo con confiar en que, cuando el Albo recupere a Agustín Torassa y a Hugo Barrientos, las cosas van a estar mejor. De todos modos, confieso: desde que salimos campeones de la B Metro en el 2008, yo nunca solté la calculadora.

Pero para ponernos cerebrales hay tiempo. Ahora es momento de ponernos hielo en los ojos morados que nos quedaron desde ayer. En los seis ojos morados.