domingo, 24 de mayo de 2009

De Manu no se habla

Con su cabezazo salvador en el 1-1 ante Rafaela en las ricas praderas santafesinas, el centrodelantero de All Boys llegó a los 15 tantos en la temporada.

Manu no sólo es la revelación del Blanco en el Nacional B, también es la figura del equipo.

Y, como pasa con todos los jugadores destacados de todos los clubes argentinos, resulta evidente (y temible) que el Nueve del Albo va a recibir ofertas en euros para cambiar de camiseta en la temporada 2009/2010.

¿Qué se puede hacer para lograr que Emmanuel se quede en Floresta el año que viene? Casi nada, salvo que se disponga de cientos de miles de dólares.

Aunque hay algo que sí se puede hacer: tratar de no avivar giles.

Cuanto más se habla de un joven y talentoso jugador, cuanto más se lo elogia, cuanto más se lo destaca públicamente, cuanto más se lo postula como aspirante a crack, más riesgos hay de que se vaya de su club.

Así que tal vez, lo más conveniente para el interés de All Boys, sea reprimir los aplausos para sus jugadores jóvenes con buena proyección. Vale para Manu, pero también para Darío o Armando.

Por eso, y con la sola intención de no contribuir a que directivos de Vélez, o del Livorno, o del Osasuna, o del Monterrey, o del Olympique o de cualquier otro club encuentren más y más sitios web con loas al goleador del Albo, aquí en el Álbum Blanco se evitará nombrarlo.

Grande Manu (es por Manu Chao).

¡Gracias, Manu! (es por Manu Ginóbili).

domingo, 17 de mayo de 2009

Un Gigliotti en Soda Stereo

La tarea del periodista especializado en rock implica un manejo serio y responsable de la información. A veces los datos van y vienen, las fuentes se entrecruzan y arrojan casualidades, pistas, revelaciones, sospechas. El deber del periodista es investigar. Y si todo se resuelve por mail, mucho mejor.

En este caso, cualquiera que haya visto la tabla de goleadores del Nacional B y que al mismo tiempo conozca las biografías de los integrantes de Soda Stereo habrá dado con un dato escalofriante: el goleador de All Boys se llama Emmanuel Gigliotti. Y el batero de Soda, conocido como Charly Alberti, se llama en realidad Carlos Alberto Ficicchia Gigliotti. ¡Los dos se apellidan Gigliotti! ¡No se llaman Pérez, o Aguirre: se llaman Gigliotti!

¿Acaso serán parientes el atacante del “Albo” y el popular baterista? ¿Será que el futbolista apodado “El Animal” por sus 13 goles en el equipo de Floresta, tiene linaje rockero? ¿Será que el líder de Mole tiene alma de delantero de área?

La información está ahí, latiendo; sólo falta que la prensa la descubra, la investigue y la divulgue. A trabajar. Los futbolistas son gente complicada, siempre están entrenando o concentrando, y no da molestarlos antes de un partido. Mejor molestar a Charly Alberti, que debe estar menos ocupado. Consigo su e-mail. Transcribo:

––––––––- Original Mensaje ––––––––-
De: Javier Aguirre
Para: Charly Alberti
Fecha: 01 may 2009, 14:48
Asunto: consulta insólita p/Charly
Hola Charly, aquí Javier Aguirre, periodista, con una pregunta descolgada (o bien colgada): Quería consultarte si sos pariente de Emmanuel Gigliotti, el goleador de All Boys.Gracias, disculpá la boludez, abrazo
JA
––––––––-––––––––-


Espero pacientemente con la mirada fija en la bandeja de entrada. Un rato después llega la respuesta del mismísimo baterista de Soda Stereo. Exclusivo:

––––––––- Original Mensaje ––––––––-
De: Charly Alberti
Para: Javier Aguirre
Fecha: 01 may 2009, 16:22
Asunto: RE: consulta insólita p/Charly
Sabés que no tengo ni idea... quizás...
––––––––-––––––––-


Leo y releo el mail de Charly Alberti hasta casi saberlo de memoria. Su respuesta resulta tan intrigante como la pregunta. Es un final abierto, un abismo insondable de incertidumbre. Un interrogante que el periodismo no puede responder, y que quizás sea hora de poner en manos de la ciencia. ¿Serán primos? ¿Tío y sobrino? ¿Hermanos separados al nacer? ¿El eslabón perdido entre el pop-rock de estadios y el fútbol de Ascenso? Habrá que pedir un ADN. O ir a buscar a Google.

Publicado originalmente en el Suplemento NO, de Página/12, con el título "Asunto: Consulta insólita p/Charly Alberti".

domingo, 10 de mayo de 2009

El Nacional B es una Copa Libertadores

Firmar el empate antes de jugar equivale a aceptarse inferior. Y a creer que seguramente el rival merecerá ser el ganador del partido, y que no se puede apostar a más que a mexicanearle un punto.

Se viene una pregunta y hay que contestarla con una mano en el corazón, tratando de reconocer las posibilidades reales de este equipo de All Boys, sin sobreestimarlo y verlo como al Barcelona de Messi, pero tampoco menospreciándolo y creyendo que es un equipo pequeño como esos que están penando en la B Metropolitana.

Antes de empezar este Nacional B 08/09, ¿en cuántos partidos habría firmado el empate antes de jugar?

Belgrano y Talleres en Córdoba. Unión en Santa Fe. Aldosivi en Mar del Plata. Olimpo en Bahía Blanca. Atlético en Tucumán, el otro Atlético en Rafaela. La CAI en Siberia. Y bueno, San Martín en San Juan.

Son partidos como de Copa Libertadores: viaje largo, noche en hotel frente a la colonialísima plaza principal, clima hostil, cascoteo sistemático del arco, arbitrajes que suelen confundir redistribución federalista con localismo vergonzoso…

¿Cuántas veces en la historia de los tiempos All Boys va a ir a jugar a San Juan con la sensación de que el único buen resultado es ganar?

¿Cuántas veces, durante los siglos o milenios de existencia planetaria que seguramente tendrá el fútbol, All Boys va a sentir que un empate en San Juan es mal negocio?

Así que el 1-1 contra los verdinegros sanjuaninos (All Boys empezó ganando, con gol de Gigliotti) brinda en las panzas de Floresta, evidentemente, una cálida sensación de saciedad matemática.

domingo, 3 de mayo de 2009

Elogio de Solchaga

Si All Boys fuese un equipo de la NBA, la hípermarketinera y súperprofesional liga norteamericana de básquet, a Pablo Rubén Solchaga se lo consideraría un “jugador-franquicia” (explicación: a los clubes de la NBA, como son empresas con una “marca” propia, se les llama “franquicias”; o sea, el “jugador-franquicia” es algo así como “jugador-club”, un futbolista emblema, que rompe con la idea relativista de que “pasan los años, también los jugadores”).

El “jugador-franquicia” está arraigado en el club, es un símbolo vivo. Y Solchaga es, desde hace años, un “jugador-franquicia” de All Boys.

El agónico gol del triunfo ante Platense en el 2-1 en Floresta (el primero fue de Gigliotti) actualiza el mito blanco de Solchaga, de Golchaga, del Rey Sol, del Pato.

Venía de otro gol del triunfo en el 3-2 en Bahía Blanca, en la misma semana; en ambos casos empezando como suplente y jugando apenas un rato.

Ninguno de sus últimos dos goles, que en total valieron seis puntos, fue especialmente lindo: el presunto desapego por los goles hermosos, por las “jugadas de notable factura”, es casi una constante en los 93 goles del Pato Solchaga en All Boys.

Las señas particulares del Pato, como goleador, son sus ausencias. Son todas aquellas características típicas de los goleadores, que el Pato no tiene.

No es un velocista, no hace los goles por humillar a los defensores como el correcaminos, bien entrenado, a un coyote obeso y fumador.

No es un tanque, no hace los goles por chocar a los defensores como un rinoceronte ebrio entre las góndolas de un supermercado chino.

No es un habilidoso, no hace los goles por gambetear a los defensores como un narcotraficante a los controles de la Afip.

No le pega con un caño, no hace los goles por patear como deseara astillarle las falanges al arquero y causarle politraumatismos de gajos a la pelota.

Es un aceptable cabeceador, sí. Es oportunista. Es inteligente. Es definidor. Pero su secreto es que tiene siempre muchas ganas de hacer goles, y no le importa hacer un pequeño papelón para lograrlo (ahí está esa media chilena medio fallida, medio torpe, que intentó dentro del área chica de Platense, cinco minutos antes del gol).

En realidad, fuera de los goles, nada parece importarle. Decenas de partidos terminó jugando vendado, embarrado, malherido, amonestado, golpeado, conversado, insultado, camiseteado.

Solchaga tiene alma de gladiador, aunque su talla física tal vez remita más a un flaco que vende pulseritas en la playa (su cabellera, rubia por opción, alimenta esta idea).

El Pato Solchaga hizo 90 goles para All Boys en la B Metropolitana, muchos de ellos ante infames rivales del ascenso, muchos otros en partidos definitorios, Reducidos y octogonales.

Sus diplomas incluyen nada menos que 9 pepas a Atlanta (un saludo a mis amigos bohemios, Pablo Plotkin y el Turco Fernando Szereszevsky). En el Nacional B, donde se perdió por lesión varios partidos, ya embocó a Olimpo, Unión y Platense.

Cuando termine este torneo, habrá jugado seis temporadas y media con la camiseta del Albo, desde su debut en el club, en 2001 (casi 200 partidos). Tuvo un par de experiencias en el exterior –Maccabi Tel Aviv, de Israel, y Deportivo Cuenca, de Ecuador–, también se le registran pasos por Almagro, Estudiantes de Caseros y Talleres de Escalada.

Su primer gol para el Blanco fue en 2001, en Floresta y por la B Metro, en el triunfo 2-0 sobre Deportivo Merlo. Ese día, el otro gol lo marcó otro Pato querido: Damián Yáñez.

Y, los goleadores son así, la primera sílaba de su apellido hasta le abrió la puerta a obtener el apodo de “Rey Sol”, merced a una serie televisiva de Pol-Ka (“Son amores”) donde el personaje principal era un delantero de All Boys.

El año pasado, después de tantos años en los que All Boys terminaba a media asta en la B Metro, el Pato pudo ser campeón. Conmovió la imagen de Solchaga dando la vuelta olímpica con muletas, tras la lesión en los ligamentos que lo marginó del tercio final de la campaña. Aún así fue el goleador del equipo, como en todos los torneos que jugó vestido de blanco.

A los 32 años, el Pato Solchaga, cuarto artillero histórico del Blanco, está a siete pasitos de su gol 100 en Floresta. Pero así termine quedándose en 99, o llegue hasta los 350, ya es el “jugador-franquicia” de All Boys de la década del ’00.

¿Cuántas manos hacen falta para contar con los dedos hasta 93? Que esas manos aplaudan al gran goleador del Albo.