martes, 27 de abril de 2010

Blancas promesas

Arriesgo: en estos días de esperanza todo hincha del Albo ya habrá hecho su propia promesa a cumplir en caso de que el club consiga volver a Primera.

El de la promesa, sea o no de índole deportiva, es un ejercicio extraño y con reglas inviolables y no escritas. Ya que estamos, a escribirlas.

Regla 1: No se debe prometer lo que no se puede cumplir.
Prometer que, si All Boys asciende, a la semana voy a ser el 9 de Boca; será la confirmación de que la promesa resultará incumplida. Salvo que seas Martín Palermo, o al menos, Lucas Viatri.

Regla 2: La promesa debe ser cumplida.
De esa obviedad se trata todo esto. Prometer que, si All Boys asciende, voy a raparme las axilas y que al final me dé fiaca y opte por ir a festejar a Jonte y Mercedes; constituye una canallada imperdonable. Y ameritará la condena del ente encargado de aplicar justicia divina, que ya sabemos quién es…

Regla 3: La promesa debe doler un poquito.
El convenio supone cierta cuota de sufrimiento. Prometer que, si All Boys asciende, voy a entregarme a los excesos sexuales, químicos, gastronómicos y turísticos; no vale. Eso no se llama promesa, sino festejo. Por tanto, aquello que se promete debe implicar esfuerzo, angustia, sinsabor o asco. Por ejemplo, prometer que, si All Boys asciende, voy a resignar todo exceso sexual, químico, gastronómico o turístico. ¿Quién firma?

Regla 4: La promesa debe estar sometida de antemano y con responsabilidad a este reglamento o a algún otro.
Hay que saber antes de empezar a qué normativa someterse, para que después no haya lamentos ni malentendidos. Aquí se habla de primero prometer, y después cumplir en caso de obtener la satisfacción requerida; en este caso, el ascenso del Albo. Pero existe otro género de promesas, con una legislación distinta, y es la de cumplir primero con lo prometido, para aspirar a recién después obtener el resultado: Voy a Luján caminando, a ver si de ese modo logro que All Boys ascienda. Es una modalidad más noble y más sufrida, pues supone arriesgar, mas sin ninguna certeza de retribución. En el Álbum Blanco optamos por guardar ese mecanismo más riesgoso e incondicional para otros temas más serios de la vida, de esos que no quedan, de pronto, en manos de un tipo como Furchi.

miércoles, 21 de abril de 2010

Hazaña no es milagro

Bueno, estamos ahí. Faltan pocas fechas, estamos a pocos puntos de la Promoción. Hemos estado mejor que hoy hace algunas semanas. Pero no hemos estado mejor que hoy en muuuuchos años.

Hay olor a balance, y a cierta sensación de panza llena que no debería sacarle al equipo la agresividad, el “ojo de tigre” del universo rockybalboano.

Claro que si esta campaña termina en Primera División todos serán héroes, y no habrá sino euforia. Hasta se siente el fantasma de la euforia, el calorcito que la euforia desprende en el aire. Esa sensación de que la euforia está cerca, de que no es imposible. No sería una locura a nivel matemático ni a nivel futbolístico estar en zona de Promo dentro de diez días.

Sí sería imprescindible asegurar este equipo para el año que viene. O por lo menos, a su gran mayoría, desde el incuestionable DT José Romero al enorme Nico Cambiasso, siguiendo por Cristian Vella, Armando Panceri, Carlos Soto, Fernando Fayart, Carlos Madeo, Jonathan Ferrari, Fernando Sánchez, Emmanuel Perea, Matías Pérez García, Mariano Campodónico, Mauro Matos, Agustín Torassa; todos ellos deberían seguir. Tampoco me apuraría a excluir a dos cracks casi ausentes este año, como Ariel Zárate y Pablo Solchaga.

¿A qué refuerzos aspirar? Eso dependerá si en la primera fecha del año que viene jugamos con Boca o con Defensa y Justicia.

martes, 20 de abril de 2010

Toco


La entrada es libre. Están invitados todos, hinchas de All Boys y homo sapiens en general.

sábado, 10 de abril de 2010

Concepto

Si hubiese sido hincha de All Boys, Lennon habría escrito algo así después de las derrotas con Olimpo y Gimnasia de Jujuy:

“Dios es un concepto que usamos para medir nuestro dolor.
Lo diré otra vez:
Dios es un concepto que usamos para medir nuestro dolor.

No creo en la magia.
No creo en el I Ching.
No creo en la Biblia.
No creo en el tarot.
No creo en Hitler.
No creo en Jesús.
No creo en Kennedy.
No creo en Buda.
No creo en mantras.
No creo en el Gita.
No creo en el yoga.
No creo en los reyes.
No creo en Elvis.
No creo en Zimmerman.
No creo en los Beatles.
No creo en el Ascenso directo.
No creo en la Promoción por el tercer o el cuarto ascenso a Primera.

El sueño terminó ¿qué puedo decir?
El sueño terminó.”

Sí, ya sé que matemáticamente todavía hay chances. Pero quién le quita el pesimismo a un hincha de All Boys.

sábado, 3 de abril de 2010

Los Rolling Stones en Floresta

No entiendo cómo pudo pasar; sí entiendo que más de un hincha no me lo perdonaría. Pasó que, a pesar de estar haber estado pendiente –diría, muy pendiente– de All Boys, pasé como cinco meses sin ir a la cancha.

Es inadmisible y no vienen al caso las excusas: que la prohibición al público visitante, que la lluvia, que las vacaciones, que el trabajo, que la familia, que el sexo desenfrenado, que lo dan por TV, que los trabajos solidarios en un leprosario de Calcuta, que tengo al techista haciendo estragos en mi casa… En definitiva, entre una cosa y otra, me doy cuenta de que –además– debo cinco meses de la cuota social.

Vuelvo por fin a Floresta y me dispongo a ponerme al día. Sé yo que pagar cinco meses juntos va a ser duro en lo económico, pero sabe Dios –que, estoy seguro, es futbolero– que lo haré con gusto. Llevo veinticuatro años de socio y, desde que me emancipé (es decir, desde que liberé a mi padre del albo honor del aporte societario mensual y empecé a abonar de mi bolsillo la cuota social) afronto el pago, casi, con gusto. De todos los pagos mensuales, es sin dudas el que hago con mayor convicción emocional.

Pero las cinco cuotas juntas ascienden a un número que me da vergüenza confesar. Pongamos que es una cifra equivalente a una entrada para ver a los Rolling Stones, a U2 o a Radiohead. Saco pecho, pago, y me llevo el montón de taloncitos que introduzco, solemne, en mi carnet.

Nada te saca la sensación de socio culo sucio.