lunes, 3 de diciembre de 2012
Crack de estetoscopio
jueves, 22 de noviembre de 2012
Los mismos de siempre
miércoles, 24 de octubre de 2012
Presentación de "Inspector Diamond Gerace y el Edificio del Sol"

La presentación será en Galerna San Telmo, Perú 1064, CABA, desde las 19.30. Entre quienes asistan se sorteará un kit de detective, indispensable para el detective actual, con todo lo que el detective ágil, moderno, de hoy necesita. Están todos invitados.
martes, 9 de octubre de 2012
Inspector Diamond Gerace y el Edificio del Sol: te espero en el Vamos Floresta

lunes, 20 de agosto de 2012
Los choreos circulares
Tiene razón, otra vez, el gran chicato argentino. Los resultados esperables, los arbitrajes predecibles, son más frecuentes, mucho más frecuentes, que los resultados sorprendentes, los arbitrajes impensados. Todos en Floresta sabemos que nos van a cagar cuando el Albo visite a Boca, y precisamente, es lo que pasa.
Y volvió a ocurrir, así de obstinado es el destino con sus rutinas. Gol de Boca con offside y foul a nuestro arquero, gol mal anulado al albo, permisividad violenta con los violentos zagueros xeneizes (Rolando Schiavi, oh Jorge Luis, debería al menos caer como Al Capone; viendo tarjeta roja sino por sus crímenes deportivos, aunque sea, por un temita fiscal).
Choreo, y a llorar a Paso a Paso.
Esta vez, el esclavo del destino, el peón de esa reiterativa confabulación astral que supone que a los débiles no sólo hay que vencerlos, sino también estafarlos, fue el juez Mauro Vigliano. Un apellido, otra vez, circular: la próxima, el villano de turno se llamará Mauro Maléfico, Mauro Criminale o Mauro Iccodeputta.
martes, 24 de julio de 2012
Genes, memes, futbolemes
Alguna vez, acaso después de una final perdida, o de una de aquellas frecuentes frustraciones de antaño; mi viejo, viéndonos a mis hermanos y a mí, niños entonces, amargados por la ocasional derrota del Albo; admitió algo parecido a la culpa por habernos trasladado el sentimiento de amor por una camiseta sufrida.
Pasa que esto no es un tema de conveniencia. Así como la información biológica se traslada de generación en generación (dicen) vía genes, y así como la información cultural se traslada (dicen) vía memes, el Álbum Blanco postula que la información futbolística se traslada (decimos) vía futbolemes.
Aquí no se puede trampear. Los futbolemes viajan a través de los ovarios o –fundamentalmente– de los espermatozoides. Y constituyen una herencia familiar, única, inmodificable.
Me toca estar del otro lado del mostrador ahora. Y son tiempos más gratos, estos, para ser hincha de All Boys, para nacer hincha de All Boys. Festejamos el centenario en Primera, vacunando grandes, soñando en grande, viendo la Historia grande del club desde la tribuna.
Me toca extender con amor esta identidad, legar con amor esta pertenencia, enseñar con amor este amor. Me toca agrandar la familia blanquinegra, la estirpe, la especie. Me toca pasar los futbolemes: acaso, mis genes más extraños.
jueves, 21 de junio de 2012
El gran fisonomista
Pero… ¿cuántos seguidores del fútbol reconocen la cara de los defensores de All Boys Maximiliano Coronel o Jonathan Ferrari?
En ese sentido, no hay que pedirle milagros al árbitro Saúl Laverni. El tipo se confundió a Ferrari con Coronel, amonestó al primero creyendo que era el segundo, y esa equivocación inocente terminó en tarjeta roja en el partido ante Argentinos Juniors. Fue el primero de los cinco jugadores de All Boys que terminaron suspendidos, Laverni mediante, el domingo pasado.
Es cierto que los futbolistas tienen un número en la camiseta, que podría ahorrarles errores a los árbitros que, como Laverni, no son buenos fisonomistas. Pero tampoco se le puede exigir a un pobre referí que, en una fracción de segundo, distinga a Ferrari de Coronel, o diferencie un número de otro, o sepa a quién pertenece determinada pierna. Bastante le debe costar recordar al pequeño, falible, humano Laverni otros datos más importantes, como la fecha de cobro de sus haberes.
Son cosas que pasan. No hay que desconfiar, ni ser mal pensados: una cosa es ser ciego, o mal fisonomista, y otra muy distinta es ser deshonesto. Seguramente cuando Rolando Schiavi comete una infracción, Laverni jamás lo confunde con Román Riquelme. Son cosas que pasan cuando estás en Primera.
viernes, 1 de junio de 2012
El Hugo de la Gente y la mística química
jueves, 26 de abril de 2012
Un millón de dólares por Lovera
viernes, 13 de abril de 2012
El Álbum Blanco investiga: ¿Kicillof y Stolbizer son del Albo?
La pista-Kicillof se derrumbó rápido. La pregunta que desvelaba a todos en el cuartel general del Álbum Blanco era si había parentesco entre don Bernardo Kicillof, presidente de All Boys en los ’80, y Axel Kicillof, actual viceministro de Economía de la Nación.
Y no. Los sabuesos del Álbum Blanco accedieron a altas fuentes del Palacio de Hacienda, sólo para lograr que Axel admitiera no tener ni idea sobre quién fue don Bernardo. Caso cerrado.
Con la pista-Stolbizer, la lejanía en el tiempo clavó puntos suspensivos. El misterio residía en saber si la diputada nacional Margarita Stolbizer tenía algún vínculo con don Daniel Stolbizer, uno de los próceres que en el verano de 1913 fundaran al Club Atlético All Boys –junto con Vicente Cincotta, Enrique Rusconi, Jerónimo Sifredi, Julio Pereda, Miguel Larrosa, Julio Rodríguez, Arturo Molina, Antonio Boeri, Juan Bonanni, Leopoldo Bonanni y Ernesto Bonanni–.
En este caso, la propia diputada bonaerense respondió al Álbum Blanco: “No conozco a Daniel Stolbizer. Pero como mi abuelo tenía más de 20 hermanos, siempre aparecen nuevos parientes con los que no hemos tenido relación. Ellos vivían en la zona de Floresta, pero no tengo más información. Saludos. Margarita”. No hay confirmaciones, pero sí un barrio en común. ¿Caso abierto?
Y no. No todos los bisturís periodísticos tienen el mismo filo.
lunes, 9 de abril de 2012
Atlanta-River y el dilema ético
Me van a putear y por tanto empiezo por abrir el paraguas: disfruté con sano morbo el 7-1 que River le puso a Atlanta el año pasado, del mismo modo que me solazaría si el Milan o el Barcelona le metieran 15 goles a Nueva Chicago (¿se acuerdan de Nueva Chicago…?).
Sin embargo, el 1-0 con el que Atlanta (¡no se aflijan, que estar en descenso directo para caer en la B Metro no es la muerte de nadie…!) venció a River en el Ascenso me llevó a reflexionar sobre las contradicciones que el hincha de fútbol sensible a veces tiene que enfrentar.
Ya nos hemos rascado la cabeza en el Álbum Blanco sobre ese tramposo agujero negro que puede resultar la bonhomía del hincha. Y quiero aclarar que yo no le deseo el mal a nadie… salvo a algunos, y en términos, por lo general, deportivos.
Pero debo admitir que, más de una vez, cuando los magros rivales históricos de All Boys –Chicago, Atlanta, y más allá en los enconos tribales, Chacarita o Tigre– enfrentan a bestias indudablemente todopoderosas como River o Boca, me he preguntado si no debía haber lugar, en algún rincón de mi cabeza, para cierta conciencia de clase. ¿Puede la ideología imponerse al corazón? ¿Puede la solidaridad trascender la pica barrial? ¿Puede la justicia poética superar al veneno futbolero?
Hablar de “ponerse del lado del débil” me hace sentir como Jorge Indemnizo-a-Trabajadores-con-Cheques-Sin-Fondos Lanata. Puaj. Sin embargo, vamos, eso es exactamente lo que hago cuando veo un Ecuador-Brasil, un Desamparados-River, o un Levante-Real Madrid.
¿Significa que algo en mí hinchó por Atlanta en su choque con River, por el Nacional B? De ningún modo. Significa que tomé una decisión adulta, masticada, consciente y soberana: Ojalá que a esos muertos les hagan otra vez siete goles y se pudran para siempre en la B Metropolitana.
lunes, 26 de marzo de 2012
Magia Blanca
En algún momento cambió mi suerte. La revisión médica dictaminó que mi organismo no cumplía las expectativas mínimas que exigían las Fuerzas Armadas, y allí estaba yo, a pleno sol menemista, en el Regimiento de Palermo, junto a otros 30 pibes estrábicos, chuecos, asmáticos o con pie plano, todos esperando recibir el DNI con el sello que te salvaba para siempre de la posibilidad de pasar un año entero como vasallo teen de un capitán de corbeta.
Los encargados de entregar el DNI a quienes habíamos zafado en la última curva de entrar en el Servicio Militar eran, precisamente, conscriptos. Pibes de 19 años que habían entrado a la Fuerza desde hacía algunos meses, y que por tanto tenían derecho castrense a complicarles la vida, o al menos, a hacernos perder un día entero a quienes sólo necesitábamos nuestro DNI para salir para siempre del Regimiento y volver a la vida civil. Así funciona la lógica de garcado vertical de instituciones como el Ejército: el general caga al coronel; el coronel caga al cabo; el cabo caga al soldado de 19 años… y el soldado de 19 años caga al civil de 18 años que acaba de ser rebotado por la revisión médica.
Y ahí estaba, entonces, waiting for the man. En realidad, esperando el DNI. Asomado durante horas en una ventanilla de la burocracia marcial, aburrido, insolado, con miedo de que se arrepintieran y me enrolaran. De pronto, reparo en un diminuto graffiti escrito con birome en una pared: “All Boys capo”. Lo leo en voz alta, como en un mantra: “All Boys capo”.
–¿Sos de All Boys? –me pregunta un soldado al que no había visto.
–Sí…
–Tomá tu DNI, pibe, aguante Floresta.
Allbocadabra. El Albo me ayudó. El soldado hincha de All Boys se llamaba Paz, y me hizo zafar de una espera y salir para siempre. Fue la última vez que pisé un establecimiento militar.
Lo crucé a Paz un par de veces en la cancha durante los ’90; en la tribuna alta, en la calle. Todavía estaba rapado, no sé si siguió la carrera militar, o si era una mera decisión estética.
Así es la familia de All Boys; pertenecer tiene sus privilegios.
lunes, 12 de marzo de 2012
Defensa del doble camiseta
Esa figura define, claro, a aquellos que son hinchas de dos clubes a la vez. Es un fenómeno habitual, y con matices: a veces el doble camiseta quiere a ambos clubes por igual (“como a Mamá y a Papá”), otras veces el argumento es clasista (“un equipo es de Primera, y el otro, del Ascenso”), y en algunos casos, el fundamento para ese segundo cuadro es afectivo (“le tomé cariño porque mi hijo/ viejo/ novio/ odontólogo es hincha…”).
Me ha tocado conocer a seguidores de All Boys que también son de River, Boca, San Lorenzo, Racing, Vélez o Ferro; así como también –hago memoria– me consta la existencia de hinchas de Independiente que también son de Lanús o Excursionistas, de Huracán que también son de Atlanta, de River que también son de Chicago, de Ferro que también son de Gimnasia de Jujuy… (si no doy nombres es para no incurrir en una forma boludísima de macartismo futbolero, claro). Todas las combinaciones son posibles, arriesgaría.
El Álbum Blanco rechaza la condena al doble camiseta. El debate sobre en cuántas partes se puede repartir un corazón no es cardiológico ni matemático, sino poético. Corazón es múltiplo de lo que uno siente.
miércoles, 29 de febrero de 2012
Ojo con los Soto
Fue en el contexto del siempre cómico clip de “Los parecidos”, del programa de televisión TVR, en el que atribuían al 3 de All Boys similitudes en el rostro con un 3 más famoso, Juan Pablo Sorin.
Soto hizo casi toda carrera en un triángulo de unas pocas cuadras: Vélez, All Boys, Chicago (¡uff!), otra vez Vélez y otra vez All Boys, donde llegó para el Nacional B y logró el histórico ascenso a Primera en 2010. Y ha defendido los colores del Albo con tantas ganas que le perdonamos su paso por Mataderos, club al que demandó y todo. Nada que decirle…
Pero vuelvo a su participación en TVR. ¿No cuesta creer que un lateral izquierdo de All Boys hoy sea algo parecido a una celebridad, a un personaje popular, al que basta con mostrar su foto y decir “Soto”?
Qué distinta gloria y qué distinta suerte ha tenido el gran Carlos Soto que Agli, Tolosa, Caimi, Casanova, Befumo, Montiquín, De Muner y tantos otros marcadores de punta que defendieron los colores del Albo en tiempos más oscuros, de esos que no dan muchas ganas de recordar.
viernes, 17 de febrero de 2012
El juego de la tarasca
Sin embargo, esos once contra once no son tan “iguales” a la hora de medir los presupuestos que cada equipo tiene detrás: es obvio que los once del Barcelona de Pep Guardiola no salen a la cancha a jugar “mano a mano” con los once del Barracas Central del gran Carlos Madeo.
No tengo números a mano, pero sí prejuicios y sospechas: si el fútbol no se dirimiera por goles, sino por presupuestos, intuyo que, en el campeonato de Primera, All Boys estaría en zona de descenso directo y con un yunque atado en el escroto.
En vacaciones vi y disfruté mucho la película Moneyball (grossamente traducida en la Argentina como “El juego de la fortuna”, basada en un libro de Michael Lewis). Allí Brad Pitt es manager de un “equipo chico” en la máxima categoría del béisbol norteamericano –iba a escribir “las grandes ligas”, pero me sonó un poquito cipayo– y tiene que armar un plantel con poca plata. Mientras tanto, los “equipos grandes” vienen con una montaña de oro y le llevan sus mejores jugadores.
El desafío que propone es tacticista, economicista, pillo, y en especial, futbolero, a pesar de los bates y los catchers: cómo armar un plantel barato y ganador a partir de datos concretos, y enfoques analíticos no convencionales sobre los jugadores.
De todo corazón, más allá de errores o aciertos, y sin las típicas miserias de andar viendo quién recomendó traer a tal crack o a tal burro; me confortaría saber que todos los Bugallos, los Zárates, los Barteltes, los Capurros, los Azofras, los Trovattos, los Parodis y demás armadores de planteles del Albo de ayer, de hoy y de mañana hayan visto esa película.
lunes, 2 de enero de 2012
Órgano felino
El receso futbolero de verano, históricamente, siempre tuvo mucho de desierto del Sahara: es interminable, caliente, reseco, sofocante y, cuando uno logra superarlo, se encuentra desorientado, perdido.
Para el hincha de All Boys, los años malos –¡cuántos hubo!– tenían el agravante del desánimo: el libro de pases en el verano era puro desaliento, ya que los buenos jugadores se habían ido, y habían llegado un par de flojos para pelear el puesto con los flojos que ya teníamos.
Este año, a pesar del sabor a viruta metálica que tiene la lucha desesperada por mantenernos en Primera, me he encontrado mucho más alerta que en otros estíos. No sólo he chusmeado vía Twitter los posibles refuerzos del Albo, sino que hasta he googleado a Martín Morel, el nuevo refuerzo del equipo.
Está claro que la curiosidad es un músculo que se ejercita especialmente en las buenas.