jueves, 26 de abril de 2012

Un millón de dólares por Lovera

Primer recuerdo caprichoso: mediodía, en AM Libertad, hacia 1995, y Fernando Niembro le pregunta al entonces presidente de All Boys, Pablo Brey: “¿Carlos Lovera vale un millón de dólares?”

La aparición de Carlitos el Lobo Lovera en la primera del Albo, por entonces en el Nacional B, generó grandes expectativas; evidentemente, desmedidas.

Proveniente de divisiones inferiores, era un delantero rápido, hábil, que hacía goles, y al que hoy se definiría como “vertical”, a pesar de que demasiado a menudo andaba por el piso. Acaso, para los lectores sub-20, su juego ameritaría alguna comparación con Agustín Torassa, aunque Lovera tenía más gol, menos gambeta, menos lucha.

No puede decirse que las inferiores del Albo, en los últimos 30 años, hayan sido un semillero para la elite mundial. Con las excepciones de Néstor Fabbri y del extirpado Carlos Tévez, no han surgido en el club jugadores mundialistas. Sí han salido, claro buenos jugadores; pero evidentemente, no estrellas mundiales.

Y Lovera ilusionaba. El Blanco venía de lograr el enorme campeonato de la B Metropolitana ‘92/’93, y mientras buscaba afirmarse en el Nacional B, resultaba sana y promisoria la aparición, por fin, de un juvenil sin techo.

Pero el techo apareció. Jugó cinco o seis temporadas en All Boys, cada vez con menos fortuna, y después llegó un derrotero larguísimo, de laburante del gol, por distintos estratos del Ascenso, en Tigre, Platense, Almirante Brown, Morón, Brown de Arrecifes y Juventud Antoniana.

Segundo recuerdo caprichoso: All Boys concentraba en un hotel en Ayacucho y Santa Fe, y un viernes, a eso de las siete de la tarde, víspera de vaya a saber qué partido por el Nacional, encuentro a Carlitos Lovera, de notable buen ánimo, cantando el tango “Volver” en la entrada del hotel. “Las nieves del tiempo platearon mi sien”, entonaba.

Lovera sigue jugando todavía hoy: a los 39 años, le pone el pecho profesionalmente a la competencia federal en Gimnasia de Concepción del Uruguay. Infiero que el fútbol entrerriano no pagó, por Carlitos, ningún millón de retratos verdes de Washington.

No hay comentarios:

Publicar un comentario