viernes, 8 de julio de 2011

El hincha reaccionario

¿Traicionarías tus convicciones, en pos de favorecer a tu equipo de fútbol? Esta chicana ético-futbolera, esta –algo gansa– reflexión sobre los límites de la ilimitada pasión que despierta el cuadro del que uno es hincha, alguna vez ha sido olisqueada en el Álbum Blanco.

¿Hasta qué punto puede ser uno imparcial, justo y equilibrado en un ámbito como el deportivo; que pasa, precisamente, por la competencia, por imponerse por sobre el prójimo, por ganarse el rol de ganador o bien comerse doblada la función de perdedor?

El cacareado descenso de River parece haber sacudido algunas estructuras, y haber disparado debates sobre tres supuestos del fútbol argentino que, desde hace rato, sonaban como admitidos, sino como inmutables: Que la Promoción es apasionante. Que los promedios son injustos pero favorecen a los poderosos. Y que Julio Grondona será el presidente de Afa por toda la eternidad.


Ahí está la Promoción, que enfrenta a uno que está arriba, que tiene todo para perder y que goza de ventaja deportiva; con otro que está abajo, que tiene todo para ganar, y que empieza perdiendo 1 a 0. Y que aún así, brinda mayor “movilidad social” entre una división y otra, aún cuando enfrenta a davides y goliates. Nada que discutir.

Ahí están los promedios, que si bien exigen que los clubes recién ascendidos paguen cierto derecho de piso matemático, otorgan cierto blindaje ante circunstanciales malas rachas, y premian y castigan aquello tan pedido como los procesos a largo plazo. Nada que discutir.

Y ahí está Julio Grondona, cuyo mandato en la AFA empezó en 1979 (ha sobrevivido a los de Videla, Viola, Galtieri, Bignone, Alfonsín, Menem, De la Rúa, Puerta, Rodríguez Saá, Caamaño, Duhalde, Kirchner, Fernández de Kirchner… ¿siguen las firmas?), y desde entonces ha cosechado toda clase de denuncias sobre complicidades, sobre manejos poco claros con el sector privado y con el Estado, sobre problemas crónicos de seguridad en las canchas... ¿Nada que discutir?

A todo esto, el Albo vive el momento más feliz de su historia. En términos futbolísticos, en Floresta nunca nos sentimos tan felices como hoy. ¿Y qué debería pensar el hincha de All Boys, entonces, en este contexto de sana euforia particular, y encarnizado debate general?

La buena relación entre Grondona y el presidente del Albo, (¡todos de pie en Floresta!) Roberto Bugallo, es un dato a considerar. Este presente maravilloso del club, es otro dato a considerar.

Si al Álbum Blanco, le dan a elegir entre conservadores y revolucionarios, seguramente elegirá la opción B. Está muy bueno cambiar para bien, crecer, progresar. Aunque esta vez es más difícil: este momento es tan lindo, que mejorarlo todavía más, no debe ser fácil.

No vamos a decir, “aguante Grondona”, claro. ¿Pero será muy mezquino postergar por un tiempito la revolución?

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