Arriesgo: en estos días de esperanza todo hincha del Albo ya habrá hecho su propia promesa a cumplir en caso de que el club consiga volver a Primera.
El de la promesa, sea o no de índole deportiva, es un ejercicio extraño y con reglas inviolables y no escritas. Ya que estamos, a escribirlas.
Regla 1: No se debe prometer lo que no se puede cumplir.
Prometer que, si All Boys asciende, a la semana voy a ser el 9 de Boca; será la confirmación de que la promesa resultará incumplida. Salvo que seas Martín Palermo, o al menos, Lucas Viatri.
Regla 2: La promesa debe ser cumplida.
De esa obviedad se trata todo esto. Prometer que, si All Boys asciende, voy a raparme las axilas y que al final me dé fiaca y opte por ir a festejar a Jonte y Mercedes; constituye una canallada imperdonable. Y ameritará la condena del ente encargado de aplicar justicia divina, que ya sabemos quién es…
Regla 3: La promesa debe doler un poquito.
El convenio supone cierta cuota de sufrimiento. Prometer que, si All Boys asciende, voy a entregarme a los excesos sexuales, químicos, gastronómicos y turísticos; no vale. Eso no se llama promesa, sino festejo. Por tanto, aquello que se promete debe implicar esfuerzo, angustia, sinsabor o asco. Por ejemplo, prometer que, si All Boys asciende, voy a resignar todo exceso sexual, químico, gastronómico o turístico. ¿Quién firma?
Regla 4: La promesa debe estar sometida de antemano y con responsabilidad a este reglamento o a algún otro.
Hay que saber antes de empezar a qué normativa someterse, para que después no haya lamentos ni malentendidos. Aquí se habla de primero prometer, y después cumplir en caso de obtener la satisfacción requerida; en este caso, el ascenso del Albo. Pero existe otro género de promesas, con una legislación distinta, y es la de cumplir primero con lo prometido, para aspirar a recién después obtener el resultado: Voy a Luján caminando, a ver si de ese modo logro que All Boys ascienda. Es una modalidad más noble y más sufrida, pues supone arriesgar, mas sin ninguna certeza de retribución. En el Álbum Blanco optamos por guardar ese mecanismo más riesgoso e incondicional para otros temas más serios de la vida, de esos que no quedan, de pronto, en manos de un tipo como Furchi.
martes, 27 de abril de 2010
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Javier, yo ya hice la mia
ResponderEliminarDejo de Fumar
Saludos
Lo siento mi viejo, pero esa promesa no tendría que ser dada como válida por una sencilla razón: es incumplible. Más temprano que tarde caerás en la tentación y entonces sufrirás innumerables calamidades. No es nada persona amigo. El problema es que como se trata de un deseo colectivo, tu incumplimiento llevará también a la desgracia a aquellos a quienes les hayas manifestado tu noble intención, por el sólo hecho de haber confiado en tu capacidad de sacrificio. Por lo tanto propongo al Tribunal que no sea aceptada dicha promesa.
ResponderEliminarsaludos
Pero ante el tribunal voy a apelar!
ResponderEliminarsegun consta en la regla número 3.
Quedate piola, eso lo escribi antes del partido con Tiro, hoy lo refuerzo mas aún:
si subimos, dejo de fumar
si subimos me pongo en paños menores como hizo una famosa q no sé su nombre en la tribuna de San Lorenzo.
ResponderEliminarAclaro q todas mis partes miden las mitad de lo que miden las suyas (o menos).
pero la promesa vale igual, o no?
saludos, la única seguidora femenina del sitio.
Un rosarino leproso a la espera de que en caso que no sea de manera directa, tengan que pasar por el trámite de superar a los canallas. Abrazo y los esperamos en el Parque
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