miércoles, 23 de octubre de 2019

LCDTM, DirecTV

Cada uno festeja el Día de la Madre como le sale, como puede, como lo siente. En el caso de DirecTV Sports, señal deportiva de DirecTV con producción de Torneos y llegada internacional, su forma de celebrar este año fue a través de un spot con dos actores y una actriz que interpretan a presuntos hinchas de fútbol. Los personajes hablan a cámara y piden disculpas a las madres por haber cantado en la cancha, alguna vez, “la concha de tu madre, All Boys” –una canción de cancha, popular en el Ascenso, y durante varios años, también en Primera.

La intención de guiño para el hincha futbolero es clara, se supone que hay que tener experiencia de cancha para conocer el cántico en cuestión. La elección es bastante extraña (por no decir sexista, retrógrada y de mal gusto): el recurso de pedir “disculpas” por lo que cantás, no te exculpa de haber decidido cantarlo por televisión y de armar toda una publicidad, con locaciones, material de archivo y actores, en torno a esa canción. Así de inspirados estarán los creativos publicitarios de DirecTV Sports, que cuando piensan en homenajear a sus madres, deciden cantar “la concha de tu madre”. Después de todo, cada empresa se vende como le parece, cada publicista propone lo que le sale, cada CM escribe lo que le dejan escribir.

Pero la canción elegida por DirecTV Sports no sólo es curiosa por lo sexista, también por lo dirigida. El cancionero popular futbolero argentino está llenísimo, atiborrado de opciones que recuerdan, en ese tono o en otros similares, siempre despectivos, a madres o hermanas: lamentablemente hay mucho para elegir entre los cantitos dirigidos a rivales, árbitros, policías o dirigentes, que eligen como herramienta de insulto la invocación femenina, ya sea a la concha en cuestión, o bien a otra fórmula tan o más clásica, la de “hijo/a/s de puta”. Pero DirecTV Sports no se contentó para su campaña pública con ninguna canción de cancha “genérica”, de las que usan insultan pero sin precisar a quién. No, eligieron apuntar y dar un nombre: “la concha de tu madre, All Boys”.

Vale desmenuzar un poquito. Además de su sexismo –vintage, sino cavernario–, el insulto de la concha refiere evidentemente al origen: su recurso agraviante consiste en invocar o maldecir la “puerta de entrada” que habilitó el ingreso del/a insultado/a en este mundo. Y hablando de orígenes, está bueno recordar quienes son los sujetos del comercial de DirecTV Sports por el Día de la Madre.

En la esquina blanca, el Club Atlético All Boys (del que soy socio, como mi papá, como lo fueron mi abuelo y mi bisabuelo), club fundado en 1913 por vecinos de Floresta, laburantes, anarquistas y mucho pibe, casi todos pibes, casi “all boys”. Un club sencillo, de rrioba, orgulloso pero con no más de 4 mil socios activos, que hace esfuerzos hercúleos cada mes para pagar AySa, la luz, el gas o los impuestos.

En la esquina negra, DirecTV Sports, canal deportivo con señales propias en distintos países de América del Sur y con llegada al Caribe, exclusivo de la corporación DirecTV, subsidiaria de AT&T con sede en El Segundo, California (a propósito, DirecTV está asociada con Torneos, TyC Sports y la plataforma TyC Sports Play en la transmisión de los campeonatos del Ascenso, los que juega All Boys, justo en tiempos de persecución y cacería a otros “débiles”, las transmisiones vía streaming de los medios partidarios independientes).

Un gigante mediático elige burlarse de un club de barrio, lo insulta abiertamente. No dice “aguante Yupanqui”, como aquella publicidad de Coca Cola que apelaba a la ternura del “club con menos hinchas de la Argentina”. Le dice “la concha de tu madre”, lo festeja y le pone onda jocosa. Es un claro ejemplo de burla descendente: burlarse del débil. ¿Se hubiese animado DirecTV Sports a hacer una publicidad que insultara a Boca o a River? Debe haber algún cantito igual de sexista o despectivo dirigido a xeneizes o millonarios… Pero bueno, para burlarse de los poderosos hace falta coraje. Para burlarse de los más débiles, alcanza con ser cobarde.

* socio de All Boys nº19297, coautor de Puto el que lee, diccionario de insultos, injurias e improperios.

Publicado originalmente en Página/12
https://www.pagina12.com.ar/226749-lcdtm-direc-tv

lunes, 21 de octubre de 2019

Porteños, hijos de puta


Desde hace algunos años, el referí tiene la facultad de interrumpir o hasta de suspender un partido cuando los hinchas, desde la tribuna, cantan o insultan mediante expresiones que impliquen alguna forma de discriminación, xenofobia o racismo.

Esta medida, evidentemente bienintencionada, deja implícita la apertura de una maravillosa y semántica zona gris: el árbitro de fútbol, más allá de los conocimientos que tenga sobre lingüística, sociología, regionalismos o idiolectos, deberá por un momento dejar de mirar la jugada –¿fue offside, fue foul?– para detenerse a discernir con sus propias orejitas cuándo un insulto es discriminatorio y cuándo no lo es.

Por suerte, el árbitro no está solo: podemos suponer que dispone a su favor de cierto consenso en cuanto a cómo diferenciar los “insultos racistas” de aquellos “insultos meramente agraviantes” que, en este caso, no ameritarían sanción. Una canción cuya letra ponga en duda el país de nacimiento, la pigmentación de la epidermis o el credo religioso de los representantes del equipo rival, parece ser razón suficiente para considerar que quien la canta, está discriminando.

Quedará para otra ocasión preguntar, con tono casi filosófico, si es que existe algún insulto que, de un modo u otro, no esté discriminando, ya sea por presuntos hábitos sexuales, por inusuales atributos físicos o por la profesión de la madre.

Y aquí es donde llegamos a una paradoja insultante que solemos vivir los hinchas de All Boys cada vez que enfrentamos a equipos de las provincias: Córdoba, Jujuy, Mendoza, Santiago del Estero… Tanto en la cancha, como en los foros virtuales, nos toca escuchar, con tono de agravio, “porteños hijos de puta”, “porteños culeados” o simplemente, “porteños”.

¿Es un insulto “en sí” la palabra “porteño”? Claro que no. Pero, como suele ocurrir en las expresiones discriminatorias, el elemento agraviante lo da el contexto.

Vale analizar el conjunto de prejuicios que pone en juego el insulto “porteño”, que evidentemente activa cuestiones vinculadas con la vieja pica entre federales y unitarios. Hinchas de Gimnasia de No Sé Dónde, de la Primera Nacional, darán por sentada aquella historia de que Dios atiende en Buenos Aires. Y como All Boys es de Buenos Aires, concluirán en que Dios atiende bien cerquita del estadio Islas Malvinas. 

Pues no. All Boys es un club porteño, sí, pero definitivamente no goza de privilegios. No podemos compararnos con el poder de lobby de clubes porteños como Boca, River o San Lorenzo.

Y, de hecho, los porteños como All Boys en muchos ámbitos salimos perdiendo en el mano a mano con los clubes de las provincias. Como cuando cuentan con respaldos o patrocinios regionales y/o políticos. O como cuando debemos acatar normativas policiales o de seguridad mucho más estrictas y costosas que las que rigen para los estadios de otras jurisdicciones.

Hermano federal, hermano de las provincias, los de All Boys somos porteños, sí. Pero porteños de clase trabajadora.