Algún otro descenso hemos visto. Alguna final perdida, también. También, por suerte, alegrías descomunales. Hoy estoy sorprendido: a pesar de mi condición de hincha venenoso y pesimista, debo reconocer que, en este ciclo, las alegrías me han tocado más hondo que las tristezas.
Duele, sí, pero no tanto. Tal vez sea sabiduría. O genuino agradecimiento a unos cuántos héroes.
All Boys se fue a la B, pero sigue estando en el mismo lugar de siempre.
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