Volvió El Álbum Blanco investiga, en este caso, para consignar un recuerdo de estricto interés albo, fechado en enero de 1993, y del que, por desgracia, no tengo documento fotográfico que lo respalde.
Aquel verano, pasé las vacaciones junto a mi familia en una playa brasileña ubicada en la isla de Santa Catarina.
Por entonces, Brasil ofrecía una importante conveniencia cambiaria para nosotros y todos nuestros compatriotas; y por extensión, los veraneantes que estaban en las distintas playas de la isla eran, en su inmensa mayoría, argentinos.
Una tarde pos-playa, recorriendo en coche las montañosas rutas de la isla –creo, íbamos desde Canasvieiras a Ingleses–, avistamos, en una pared natural de roca oscura que se encontraba a unos metros de la banquina, un graffiti difícil de olvidar. Decía, en letras blancas, mayúsculas; “All Boys Floresta Viva Argentina”.
No había sido yo. Tampoco –doy fe – mi viejo, ni mis hermanos. Y esa pintada anónima, tan cercana a nuestros terruños geográfico y futbolístico, tan inesperada como dar con una convención de osos panda en os morros do sul brasileiro, desató una descomunal euforia en el vehículo.
Unos días después decidimos volver con la cámara de fotos, para retratarnos con ese graffiti con el que el Albo conquistaba Brasil. Pero cuando, no sin cierto esfuerzo, rastreamos e identificamos la misma pared de roca oscura que se encontraba a unos metros de la banquina, encontramos que el mensaje había sido prolijamente tapado con pintura. Las autoridades brasileñas actuaron con botona celeridad contra el vandalismo de exportación.
El recuerdo bien podría devenir en llamado a la solidaridad. Quizás ese hincha de All Boys que pasó el verano de 1993 en Florianópolis, y que fue el autor de aquella leyenda, visite el Álbum Blanco y pueda colgarse en el pecho la cucarda de decir: “¡Fui yo!”
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