A diferencia de lo que dicen los imbéciles, quejarse por un arbitraje injusto no es cosa de llorones. Si algo caracteriza a la Justicia de los hombres, es que da lugar para la polémica. Lo que sí resulta propio de llorones es únicamente hablar de los árbitros cuando los fallos arbitrales acaban de perjudicar a tu equipo.
En estos primeros dos meses en Primera, hay que decir que All Boys no ha sido perjudicado por los jueces (toquen madera, nombren a Pugliese –no a Gonzalo, a Osvaldo–, hagan el conjuro que crean conveniente para mantener la tendencia). Tampoco el Albo fue víctima de crímenes arbitrales en sus dos temporadas en el Nacional B (salvo alguna excepción con olor a lobby quilmeño o a derecho de piso en la Promoción, pero las excepciones, justamente, no son la tendencia).
A diferencia de lo que ocurrió durante décadas, en las que los jueces parecían tener inequívocamente alquilado al Blanco, hace al menos tres años que el fuego de mi odio hacia los referís recibe poca leña que lo aumente.
¿Significa eso que nos han favorecido en perjuicio de otros clubes? No me parece. ¿Supone entonces que los árbitros de hoy son buenos? Tampoco. Definitivamente no. ¿Dónde encontrar una explicación?
El cuento “El referí demasiado justo”, de Alejandro Dolina, imagina a un árbitro que a la hora de cobrar, no mide tanto la jugada en sí, como los aspectos históricos y espirituales de los protagonistas.
Y me quedé pensando en un hipotético árbitro cuyos aciertos fueran sólo obra del azar. Un caradura con suerte:
No ve nada, cobra cualquier cosa… y resulta que cobró exactamente lo que había ocurrido.
Queda lejos de la jugada, da al voleo un penal desde el mediocampo… y resulta que era un penalazo.
Se distrae, anula un presunto gol porque no vio de qué lado de la línea del arco picó la pelota… y una docena de repeticiones por TV ratifica que el esférico no había ingresado totalmente.
Por alguna razón, sospecho que buena parte de los aciertos de los referís de fútbol (y de los homo sapiens, en general) tienen una dosis decisiva de ojete.
Me gané entradas en radio Barcelona para ir al ver Mueva la patria el viernes a ND Ateneo!!!
ResponderEliminarya se´q no tiene nada q ver, pero se lo quería contar...
saludos Javier!
noelia
¡Qué bueno, Cocò!
ResponderEliminarNos veremos el viernes, a toda cumbia historicista, en el ND Ateneo, entonces...
Beso!
JA
Estoy segura q estabas sentado al lado mio, bueno, casi... butaca vacía mediante.
ResponderEliminarPuede ser?
Noelia
Brillante la lectura bicentenárica de la obra!
Cocò! Qué bueno que te haya gustado Mueva!
ResponderEliminarNo te reconocí, seguramente no tenías puesta la camiseta del Albo (yo tampoco, claro).
Beso!
JA