Los hinchas de All Boys notamos que lleva siempre los colores blanco y negro. Los hinchas de Star Wars aceptamos que es un bad boy que –a veces– no tiene códigos: él dispara primero. Lo hizo en El Imperio contraataca cuando cruzó a Darth Vader, lo hizo en La Guerra de las Galaxias al darle un corchazo láser al mercenario Greedo, lo que motivó el escándalo “Han shot first”, tosco intento de George Lucas por retocar la escena digitalmente, para armar la causa y pretender que Han había disparado en defensa propia.
La nueva prueba de magnetismo fue su cameo al final del segundo trailer de The Force Awakens, esperado episodio VII de la saga. Su aparición fue un estallido online en vivo y en directo para todos los gadgets del mundo y retumbó en toda la galaxia. No veíamos a Solo hacía 32 años, y no sabemos aún qué estuvo haciendo desde El regreso del Jedi, pero se nota que la vivió: por algo esa mirada de Coco Basile espacial.
Y el obligado faltazo a la Star Wars Celebration de Anaheim –Harrison Ford se estroló con su avioneta, Han jamás con el Halcón Milenario– inflamó el mito. Todos los demás, que sí estuvieron presentes (los fans, los actores de Luke y Leia, R2-D2, el inminente robot-bola BB8, el director J. J. Abrams), lo extrañaron.
“Chewie, we’re home”, ya es la línea del año. Es que Star Wars ya había vuelto varias veces. Pero ahora el que vuelve es Han Solo.
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